junio 27, 2013

¿En qué etapa te encuentras?

Consejos para ayudar al padre a superar un aborto

Compartir el dolor y mantener una buena relación de pareja contribuyen a que el padre supere el dolor de la pérdida del bebé
  • Por MARTA VÁZQUEZ-REINA
  •  
  • 3 de enero de 2013
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- Imagen: Éamonn -Cuando una mujer pierde un bebé durante la gestación, todas las atenciones se centran en ella. Pero, ¿qué ocurre con el padre? Aunque de una forma diferente que la madre, el hombre también debe superar el duelo de la pérdida. Para mitigar el impacto emocional del aborto es preciso comprender sus sentimientos, reforzar el vínculo con su pareja y permitirle expresar su dolor. También resulta efectivo para recuperarse y sentirse mejorinformarse y buscar ayuda profesional.

Los sentimientos del hombre tras el aborto

El hombre, a diferencia de la mujer, no experimenta los cambios físicos que se producen con el embarazo. Pero sí es partícipe del estado emocional que acompaña a la gestación: comparte la ilusión por tener un hijo, la emoción de observar su imagen y evolución en los controles ecográficos.
Vivir con la mujer los primeros movimientos del bebé en el vientre son experiencias que intensifican y refuerzanel apego del padre con el pequeño que está por nacer.
Tras el aborto, el vínculo creado entre el padre y el hijo esperado parece olvidarse
Sin embargo, ante una perdida gestacional, este vínculo entre padre e hijo parece olvidarse. Pero el hombre necesita que se le incluya como afectado, según destacan algunos estudios, además de que su dolor y sentimientos sean comprendidos por los demás.

El hombre necesita reforzar el vínculo con la pareja

- Imagen: Andrea De Stefani -
Lo que más reconforta y ayuda al padre que sufre una pérdida gestacional es poder mantener una buena relación con su pareja. Así lo concluye la investigación 'La experiencia de los padres al perder un hijo antes de nacer', ('Fathers' experience of losing a child before birth'), realizada por especialistas del Hospital de Elvsborg, en Suecia.
Compartir el dolor y hablar de lo que sienten es esencialpara recuperar la cercanía e intimidad con la pareja después del aborto. Además, "es una medida aconsejable para que el hombre supere el duelo", apunta la terapeuta Mónica Álvarez. "La implicación de pareja -apunta- facilita que el hombre asuma la pérdida".

Permitirle expresar su dolor

Después del aborto, el hombre centra sus esfuerzos en cuidar y consolar a la mujer y en intentar que se recupere. Esta actitud provoca que deje de lado su proceso de duelo individual y oculte su dolor a los demás.
'Impacto psicológico en los padres ante la muerte fetal en el embarazo' ('Psychological impact of stillbirth on fathers in the subsequent pregnancy') es una investigación dirigida por la doctora Penelope Turton, de la Universidad St George de Londres. En ella señala que los hombres se ven obligados a adoptar el rol y actitud que el ámbito social les otorga, es decir, apoyar a su pareja y mostrarse fuerte ante ella.
El hombre necesita también que su entorno le ayude a expresar su dolor
Este modo de proceder puede ser contraproducente y retrasar la recuperación del hombre. Por eso, es recomendable que el entorno más cercano (amigos y familiares) ayude al padre a expresar su dolor yle inste a hablar y compartir sus sentimientos para que el duelo se asimile a su debido tiempo.

Informarse y buscar ayuda profesional

La ayuda profesional puede ser muy efectiva para que, tanto el hombre como la mujer, superen su proceso de duelo tras la pérdida de un bebé. Según el estudio de la doctora Penelope Turton, casi la mitad de los padres participantes en su investigación buscaron la asistencia de profesionales de la salud para superar su dolor.
También se puede encontrar apoyo en grupos de padres y madres que han pasado por el mismo proceso, así como en foros o comunidades on line en los que compartir la experiencia.
La lectura de libros especializados en la pérdida gestacional y la recopilación de otras informaciones sobre este tipo de duelo resulta también de gran ayuda. Son un apoyo para que el hombre entienda lo que le ocurre y cómo superarlo.

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Anorexia masculina

El pánico a engordar, en el género masculino, inclina más hacia el ejercicio físico que a la dieta restrictiva
  • Por CLARA FRAILE PARA CONSUMER.ES
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  • Última actualización: 27 de noviembre de 2009
- Imagen: DJ Buck -Los hombres también padecen anorexia, una enfermedad considerada hasta hace poco "femenina". La proporción de afectados no parece aumentar y podría situarse en torno a diez mujeres por cada varón. Niños y adultos sufren este desorden, pero la etapa de mayor riesgo sigue siendo la adolescencia y la juventud, período en el que cinco de cada cien jóvenes desarrollan trastornos del comportamiento alimentario. Los expertos aseguran que chicos y chicas muy perfeccionistas, con altas aspiraciones frente a una baja autoestima, tienen más riego de caer en la anorexia, un síndrome grave y complejo.
 

Relación diez a uno

La anorexia nerviosa, patología que se caracteriza por un miedo exacerbado a ganar peso y por una percepción alterada de la imagen corporal que hace que las personas que la padecen se vean y se sientan gordas aunque no lo estén, afecta a los chicos, pero en una proporción diez veces inferior que a las chicas. Aunque ambos sexos comparten algunas de las causas de la enfermedad, existen varios aspectos, algunos biológicos, que hacen que este trastorno del comportamiento alimentario (TCA) sea más frecuente entre las mujeres. Por ello, durante años la anorexia ha sido considerada una enfermedad de "género femenino".
Sobre todo si hablamos de la adolescencia, los psiquiatras estiman como fiable este ratio de diez a uno, apuntado también por la APA (American Psiquiatric Asociation): sólo diez de cada cien anoréxicos son hombres. Pero, ¿ha aumentado últimamente el número de enfermos varones de anorexia? El doctor Gonzalo Morandé, jefe de la Unidad de Trastornos de la Alimentación del Hospital del Niño Jesús (HNJS) de Madrid, considera que "su número crece muy lentamente, al igual que el de chicas con TCA, probablemente en igual proporción".
El objetivo número uno perseguido en la mayoría de los tratamientos es recuperar el peso mínimo normal
"No hay datos que demuestren una mayor aparición de este trastorno en los varones y si se está produciendo, es muy lenta", corrobora Adrián Cano, psiquiatra perteneciente al Departamento de Psiquiatría y a la Unidad de Terapia Familiar de la Clínica Universitaria de Navarra.
Un dato, que según Morandé han verificado especialistas del HNJS, centro de referencia para niños pequeños con dificultades alimentarias y repercusiones en su desarrollo, es que entre las anorexias nerviosas de la infancia es un poco mayor el número de chicos afectados al de chicas. Sin embargo, si nos referimos a ingresos hospitalarios a causa de la anorexia, Pastora Rivera, psiconanalista de la Asociación ABLA de Anorexia y Bulimia de Sevilla, cree estar en condiciones de calcular que el 98% del total son mujeres.
Las estadísticas que maneja Adrián Cano aluden a la anorexia como la tercera causa de enfermedad entre los jóvenes en EE.UU. a principios de los noventa, después del asma y la obesidad. En este país existen 1,2 millones de mujeres diagnosticadas. Este desorden alimenticio se cura en un 70% de los casos, un 15% recaen y en el otro 15% restante se cronifica. El tiempo estimado de curación ronda entre los 70 y 80 meses. El objetivo número uno perseguido en la mayoría de los tratamientos es recuperar el peso mínimo normal. Suelen combinarse tratamientos psicoterapéuticos y farmacológicos (antidepresivos, antipsicóticos o ansiolíticos). La anorexia puede llegar a causar la muerte de alrededor de un 5% de quienes la padecen. La incidencia en Navarra, por citar un estudio reciente del departamento del doctor Cano, es de tres enfermos por cada mil habitantes (0,3%).

Menor vulnerabilidad

Pedro Ruiz, psiquiatra infanto-juvenil del Servicio Aragonés de Salud, coordinador de un programa de intervención escolar de la Universidad de Zaragoza para la prevención de trastornos alimentarios, aprecia como síntomas comunes de la anorexia entre ambos sexos los siguientes:
  • Miedo a engordar
  • Insatisfacción corporal (los enfermos sufren una importante alteración en la percepción de su propio peso y silueta)
  • El hecho de adoptar prácticas voluntarias para intentar perder peso. En este último punto es donde - según este doctor- las mujeres se inclinan más hacia la dieta restrictiva y los varones hacia el ejercicio físico, preferentemente.
Para el Morandé, la tendencia atribuida al varón de cuidar su físico mediante el deporte en lugar de restringir la dieta podría ser un factor de protección contra este tipo de trastornos, aunque en algunos casos pueda convertirse en un factor de riesgo en ambos sexos. "Es importante observar ciertos comportamientos entre los chavales, por ejemplo, si hacen mucha gimnasia en su cuarto", apunta el doctor Cano.
El modelo estético imperante potencia cuerpos delgados femeninos y delgados pero musculosos masculinos
Los varones son menos vulnerables a los TCA en general, asegura Morandé: "Hasta un 60% se sienten a gusto con su aspecto físico, 20 puntos por encima de las chicas, y son tantos los que quieren adelgazar como los que quieren engordar porque se encuentran muy delgados. Se sienten menos aludidos por la publicidad y sus modelos de identificación social tienen una figura normal y en muchos casos musculosa. Hacen menos dietas y son menos capaces de soportarlas. Una mayoría intenta mejorar su físico mediante el ejercicio como primera elección".
La anorexia es un trastorno "multicausado". Predisposición física, psicológica y presión del entorno hacen que, en cualquier caso, según Ruiz, la prevalencia sea diez veces superior en las mujeres. Las razones son muchas. Veamos algunas de ellas:
  • La autoestima femenina en la adolescencia está más influida por el aspecto físico y en el varón por la eficacia, un patrón genérico, probablemente cultural, que se repite en todos los estudios.
  • El modelo estético imperante potencia cuerpos delgados femeninos y delgados pero musculosos masculinos.
  • Las mujeres restringen más la ingesta de alimentos para adelgazar. Hacer una dieta incontrolada es el factor de riesgo más importante para desarrollar un TCA.
  • El cerebro femenino reacciona peor frente a una malnutrición causada por la dieta, produciéndose una disfunción serotoninérgica (se modifica la segregación de serotonina). Este neurotransmisor cerebral está implicado en la ansiedad y la depresión.
  • Es probable también que estén implicadas razones hormonales, igual que apunta el doctor Morandé, Ruiz considera que es a partir de la pubertad cuando empiezan las diferencias varón/mujer y que el 40% de la desproporción en la incidencia se podría explica por la genética.
  • Desde la teoría feminista -a la que se suma Pastora Rivera-, los TCA serían la expresión del conflicto de la "supermujer" (que trabaja fuera y dentro del hogar, cuida de la familia y además ha de tener un cuerpo diez). La hipótesis con la que se trabaja es que la anorexia sería la manifestación del rechazo hacia ese modelo femenino o del miedo a asumir tanta responsabilidad. "Y esto no se cura con las sondas gástricas del tratamiento estándar", afirma Rivera.
Entre los factores de riesgo compartidos por chicos y chicas, Morandé se refiere "a la tenacidad en la búsqueda de la perfección, a poseer un estilo relacional poco cálido y una disparidad entre aspiraciones y estimas".


    Varones con más riesgo

    - Imagen: Glen Able -No existen muchos estudios sobre la anorexia masculina "y menos en España", comenta el doctor Morandé, pero existen dos grupos con mayor vulnerabilidad: los chicos con obesidad y aquellos con tendencia homosexual en evolución durante la adolescencia. "En los niños y adolescentes obesos existe una sensibilidad manifiesta ante la crítica, el rechazo y el menosprecio por su aspecto. Esto sólo es compensado en aquellos con gran destreza física y que canalizan su desarrollo en el deporte". El equipo de Gonzalo Morandé ha atendido durante casi 30 años de trabajo en el campo específico de la anorexia y cuadros afines a casi 2.000 adolescentes y mujeres jóvenes, así como a una minoría "no despreciable" de 150 varones. La obesidad previa se presenta en un 40% de los casos de anorexia en varones que ha tratado en el HNJS.
    los niños y niñas que comen solos tienen también mayor predisposición hacia la anorexia
    Para este médico, el hecho de que los niños y adolescentes con tendencia homosexual tiendan a vivir su desarrollo corporal con más ambivalencia aún que el resto de los chicos de su edad podría explicar que el porcentaje de homosexuales entre los enfermos tratados ronde el 20%, en menores de 20 años.
    Alberto Martin-Pérez, responsable del área de promoción de la salud del Colectivo de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales de Madrid (COGAM), dice no haber encontrado consultas ni demandas de asesoramiento sobre trastornos de la alimentación, pero comenta que no le resulta difícil deducir que algunos de los usuarios del asesoramiento y asistentes a talleres sufran este trastorno, en especial los más jóvenes, "es una cuestión con una cierta presencia".
    Un tercer grupo de niños riesgo lo conforman los "superdeportistas", que representan un 10% de los casos de varones tratados por la Unidad de Trastornos de la Alimentación del HNJS. Son niños "muy buenos" que llevan el deporte, en principio un factor de protección, al otro extremo. "Porque lo bueno practicado en exceso también es malo", incide el doctor. Además, los niños y niñas que comen solos tienen también mayor predisposición hacia la anorexia, junto a aquellos que pertenecen a familias en las que un predecesor sufre algún TCA. Forman parte de los grupos de riesgo, de acuerdo con el psiquiatra de la Clínica Universitaria de Navarra.

    MÁS TRASTORNOS

    No es fácil separar unos TCA de otros. Se da una anorexia restrictiva (en la que el enfermo no come o restringe al máximo la ingesta de alimentos) y otra anorexia purgativa (en la que además, el paciente si come, a veces vomita). También es cierto que la anorexia puede oscilar hacia la bulimia. Morandé no duda en ningún caso de que entre los varones aumentan los casos de desordenes de la alimentación como la bulimia, la vigorexia y el trastorno por atracones o comedores emocionales (aquellos que comen porque están tristes, contentos, deprimidos, nerviosos, alterados...). Estos cuadros, a corto o largo plazo, condicionan aumento de peso y obesidad, de modo que "aumentan los gordos de todas las edades y no los flacos, que son cada vez menos".
    Hay bulímicos (que no pueden evitar repetir el consumo rápido de una gran cantidad de comida en un período de tiempo corto) que en lugar de vomitar o tomar laxantes queman las calorías de los atracones en el gimnasio de manera compulsiva. Entonces se convierten en vigoréxicos. Estos últimos no persiguen la extrema delgadez como los anoréxicos, sino un modelo estético ideal que cambia con la época.
    Para Ruiz los TCA más comunes son sobre todo "atípicos o no especificados" e insiste en que es posible la prevención, tal y como lo ha probado "de forma científica" el programa coordinado por él en diez colegios de Zaragoza. Se debe trabajar en pequeños grupos, con técnicas de modificación de las actitudes y actuar sobre los factores de riesgo y protección: alimentación, sexualidad, crítica del modelo estético, la influencia de la publicidad, aceptación de la imagen corporal, autoestima... Los padres y educadores deben también participar. Se trata de desarrollar conciencias críticas entre los jóvenes.

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      Trastornos de la alimentación

      En una sociedad donde la imagen es sinónimo de belleza, la anorexia y la bulimia son un problema de salud con graves consecuencias
      • Por MARTINA GOL
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      • Última actualización: 9 de noviembre de 2010
      - Imagen: Jaci Berkopec -Durante los años 90, las imágenes de chicas anoréxicas en televisión, los reportajes, las entrevistas, los testimonios, las confesiones de actrices y modelos famosas con trastornos del comportamiento alimentario hicieron de la anorexia y la bulimia las enfermedades de aquella década. Ahora, años más tarde, otras dolencias acaparan los medios mientras casos de anorexia y bulimia se diagnostican a diario, con el sufrimiento silencioso (y poco mediático, esta vez) que conlleva para las pacientes, sobre todo del género femenino y con edades entre 12 y 24 años, y sus familias.
       

      Peligroso culto al cuerpo

      En una sociedad en la cual el culto al cuerpo lo es todo, donde no se perdona la imperfección y en la que tratamientos, antes sólo aptos para divas y estrellas del celuloide, están al alcance de todos con cómodas fórmulas de financiación, los trastornos de la alimentación siguen presentes, motivados, en los casos más extremos, por un deseo obsesivo por la delgadez. La silueta es sinónimo de belleza y de éxito. "Todo lo que me alimenta me destruye", es lo que Angelina Jolie lleva tatuado en el vientre y que se ha convertido en el grito de guerra de muchas adolescentes convencidas de que, lejos de estar enfermas, sus amigas ANA (Anorexia) y MIA (Bulimia) les hacen un bien. Y aprovechan Internet para intercambiar su discurso enfermo, peligroso y dañino, con toda impunidad.
      Pero, ¿cómo detectar estos trastornos entre familiares, amigos o quizás en nosotros mismos? Este problema se define como un trastorno del comportamiento alimentario que se caracteriza por el deseo de mantener el mínimo peso corporal "aceptable", un miedo intenso a aumentar de peso y tener una imagen corporal distorsionada.

      Problema psiquiátrico

      Sobre estos trastornos se ha oído mucha información, alguna propia de los "reality shows", pero hay que especificar cuáles son. Se pueden dividir en tres tipos: anorexia nerviosabulimia nerviosa y los llamadosTrastornos del Comportamiento no Especificados (TCANE). Hablar de trastornos del comportamiento alimentario es referirse a un problema psiquiátrico que se ve agravado por consecuencias biológicas, sociales y psicológicas. Es, además, un diagnóstico que afecta sobre todo al género femenino. El grupo más vulnerable comprende edades entre 12 y 24 años, con una incidencia que alcanza el 5% de afectadas.
      Los trastornos de comportamiento alimentario afectan principalmente a chicas de entre 12 y 24 años
      Las diferencias entre bulimia, anorexia nerviosa o TCANE obliga a tratarlos de forma independiente, a pesar de que tienen síntomas comunes y la línea que los separa es, a veces, muy sutil. Diagnosticar una bulimia o una anorexia nerviosa es complicado. Se trata de un problema difícil de aceptar y de detectar por parte de familiares, amigos y profesionales y, en ocasiones, es difícil diferenciar entre ambas.

      Diagnóstico de anorexia

      Esta dificultad en su diagnóstico hace que los médicos se basen en determinados criterios. En el caso de la anorexia nerviosa son: pérdida de peso superior o igual al 15% del peso ideal, miedo intenso al peso, alteraciones en la imagen corporal y un mínimo de tres meses sin regla (amenorrea). La pérdida de peso supone serias alteraciones nutricionales. Al peso perdido, cuando se trata de un adolescente en edad de crecimiento, además, hay que añadirle el peso no ganado durante el tiempo que se realiza la dieta restrictiva.
      En cuanto al miedo al peso, se trata de una fobia que se agrava a medida que se pierden kilos. Las alteraciones de la imagen corporal también se agravan con la pérdida de peso. Se trastorna la percepción del propio cuerpo y, a pesar de la delgadez, los pacientes se ven gordos y no tienen, en ningún momento, consciencia de padecer una enfermedad. La amenorrea o falta de regla es el resultado de los cambios neurohormonales secundarios a la malnutrición. Pueden aparecer diferentes síntomas como piel manchada amarillenta, aparición de vello fino en la zona lumbar, perdida de masa muscular y del tejido graso y presión arterial baja, entre otros.
      Hay dos tipos de anorexia nerviosa. En la anorexia restrictiva, la pérdida de peso es por no comer y, a menudo, se acompaña de ejercicio físico intenso. En la anorexia purgativa, además, el afectado vomita, toma laxantes, diuréticos o fármacos para adelgazar y la ausencia de alimentación se puede combinar con atracones.

      CONDUCTAS ANORÉXICAS

      Existen algunas conductas que pueden poner sobre aviso de que nos encontramos ante una anorexia. Entre ellas se encuentran:
      • Cambios en las costumbres relacionadas con la comida.
      • Seguir dietas muy restrictivas a menudo.
      • Reducir la cantidad de comida.
      • Saltarse las comidas.
      • Evitar tomar determinados alimentos (pasteles, chucherías).
      • Culto a los productos "light" o de dietética.
      • Usar diuréticos y laxantes.
      • Ejercicio físico para perder peso.
      • Vomitar.
      • Atracones las últimas semanas.
      • Preocupación excesiva del cuerpo o la figura.
      • Pesarse a menudo.
      • Interés exagerado por la publicidad sobre productos para adelgazar.

      Trastornos alimentarios en la red

      En la era de Internet, el incremento de páginas web fundadas por grupos pro-anorexia y pro-bulimia pone en alerta a expertos en salud mental y a progenitores
      • Por MARÍA JOSÉ VIÑAS
      •  
      • Última actualización: 25 de noviembre de 2009
      - Imagen: KatieTegtmeyer -La anorexia y la bulimia han sido enfermedades solitarias. La gente afectada de un trastorno alimentario suele ser introvertida, perfeccionista y tiende a aislarse de los demás a medida que su enfermedad progresa. Pero en la era de Internet se observa un nuevo fenómeno, la proliferación de páginas web y grupos pro-anorexia y pro-bulimia, fundadas por personas con uno de estos trastornos alimentarios y dirigidas a los mismos afectados. No hay que olvidar que estos grupos fomentan la perpetuación y propagación de estas enfermedades psicológicas, que afectan sobre todo a mujeres.
       
      La alarma saltó en agosto de 2007, cuando un reportaje de la cadena británica BBC denunció la existencia de numerosos grupos «pro-mia» (a favor de la bulimia) y «pro-ana» (simpatizantes de la anorexia) en dos de los más populares portales de Internet, MySpace y Facebook. Estas dos webs, que tienen como finalidad estrechar las redes sociales de sus usuarios con la gente de su entorno, son extremadamente populares en los países angloparlantes, y cuentan con cada vez más adeptos en España. De los dos portales, Facebook, dirigido a un público joven (estudiantes de instituto, universitarios y jóvenes profesionales), ha incrementado de forma exponencial su popularidad en el último año y cuenta en la actualidad con más de 42 millones de usuarios activos.

      Webs pro-desórdenes alimentarios

      Anna Bardone-Cone, psicóloga de la Universidad de Missouri especializada en desórdenes alimentarios, publicó el mes de septiembre en el "International Journal of Eating Disorders" un artículo en el que analizaba la influencia negativa que el visitar páginas web pro-anorexia tiene en mujeres jóvenes. Bardone-Cone y sus colaboradores crearon una página web pro-anorexia prototipo, basándose en la observación de más de 300 webs de este tipo. Los investigadores reunieron a un grupo de 235 universitarias de 18 a 23 años y las dividieron en tres subgrupos: uno visitó la falsa página "pro-ana", otro una web de moda que utilizaba fotos de mujeres con un peso normal y otro una página neutra de decoración de hogares.
      Tras esta exposición, Bardone-Cone sometió a las jóvenes a diversos test y comprobó que las universitarias que visitaron la web pro-anorexia mostraban una peor autoestima y percepción de su propia imagen que las chicas que fueron expuestas a las otras dos webs. "Las chicas que visitaron la web pro-anorexia se sentían peor sobre sus cuerpos y sobre sí mismas, con más tendencia a pensar sobre su peso", explica Bardone-Cone. Esta inseguridad se manifestaba a pesar de que las jóvenes tuvieran un peso adecuado a su altura o mostraran sobrepeso.
      Internet permite a estos grupos manifestar que la anorexia y la bulimia no son enfermedades sino "estilos de vida"
      "Además, la visita a la web pro-anorexia tuvo un impacto negativo en el estado de ánimo de las chicas", explica la investigadora. Así, las universitarias expuestas a la página que promovía la anorexia, manifestaron sentirse "disgustadas, culpables, asustadas, avergonzadas y nerviosas", entre otros adjetivos, con mucha más frecuencia que las jóvenes que visitaron las otras dos webs.

      Malas influencias

      Bardone-Cone, que diseñó su página web pro-anorexia antes de que se supiera de la existencia de grupos "pro-ana" en Facebook y MySpace, se manifiesta preocupada por la existencia de estas asociaciones en los populares portales. Los usuarios activos de estas webs suelen visitarlas varias veces al día. Barone-Cone teme que esta alta frecuencia de exposición haga que las chicas que participen en grupos "pro-ana" o "pro-mia" se vean más influidas por las alabanzas a la anorexia y la bulimia. "Las chicas jóvenes que están empezando a construir su identidad son mucho más vulnerables a ser influidas por lo que ven que hacen otras adolescentes a las que se quieren parecer", explica la investigadora.
      Según la psicóloga, Internet permite a estos grupos, que manifiestan que la anorexia y la bulimia no son enfermedades sino "estilos de vida", presentar su mensaje de múltiples y efectivas maneras: tanto mediante la exposición de fotos de modelos delgadas en exceso a las que califican de ideal de belleza, como mediante foros en los que las usuarias discuten trucos para ayunar con éxito y esconder la enfermedad a sus familias. Además, esta interacción con otras enfermas ayuda a perpetuar entre las anoréxicas y bulímicas una mentalidad de "nosotras contra el resto del mundo", según afirma Bardone-Cone.
      Interrogada sobre cómo pueden los padres evitar que sus hijas adolescentes se embarquen en estas actividades de riesgo, Bardone-Cone se muestra partidaria de mantener los ordenadores con conexión a Internet en una zona común de la casa, donde se pueda observar el tipo de páginas web que los adolescentes visitan. Y si los padres comprueban que sus hijos han visitado una página web pro trastornos alimentarios, la psicóloga recomienda hablar de manera franca y crítica del tema.

      DISTINGUIR UNA WEB PRO-ANOREXIA

      Pese a que algunas de las webs que fomentan los trastornos alimentarios intentan disfrazarse de «grupos de ayuda», casi todas comparten varias de las siguientes características que pueden ayudar a hacer saltar la alarma:
      • Suelen incluir un 'credo' de la anoréxica-bulímica (declaración de intenciones, tipo «creo en el autocontrol, creo en la perfección y me esfuerzo en alcanzarla»)
      • Incluyen muchas fotos de modelos y actrices prácticamente en los huesos (una de las actrices más populares en la actualidad en estos grupos es Keira Knightley, la delgadísima protagonista de "Piratas del Caribe"), a las que consideran un ideal de belleza. A menudo también incluyen fotos de gente obesa, acompañadas de comentarios peyorativos.
      • Aportan recomendaciones para adelgazar de manera extrema e intentar esconder el trastorno a la familia.
      • Incluyen enlaces a otras web "pro-ana" y "pro-mia".
      • Uno de los elementos centrales del grupo es el foro, donde las usuarias pueden pedir consejos, marcarse objetivos de adelgazamiento o incluso aliarse con otras chicas que quieren ayunar, para así poderse animar la una a la otra en sus destructivos esfuerzos.

      Disfemia: los tropiezos al hablar

      La tartamudez afecta a cerca de 40 millones de personas en el mundo, 800.000 de ellas en España
      • Por MONTSE ARBOIX
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      • 17 de junio de 2013
      - Imagen: Giovanni Giusti -Cerca del 5% de los pequeños entre los 2 y los 5 años sufren algún grado de tartamudeo durante su infancia, con una duración que puede ir de varias semanas a algunos años. Sin embargo, entre un 1% y un 2% de los casos, la disfemia persiste en la vida adulta. A veces, a los padres les resulta difícil distinguir entre los tropiezos corrientes en el habla de todos los niños y el tartamudeo. Por eso, los especialistas insisten en que, ante la duda, consulten a un profesional, para adoptar las medidas oportunas y evitar que este trastorno provoque ideas y sentimientos negativos, dificultades de relación social o baja autoestima.
       
      La disfemia o tartamudez es un trastorno funcional de la comunicación oral, no del lenguaje, que se identifica por interrupciones involuntarias en el flujo del habla: espasmos, bloqueos audibles o silenciosos y repeticiones de fonemas, silabas o palabras o que duran más tiempo de lo normal. Es decir, afecta al ritmo del discurso, no a los órganos fonatorios. En la cuarta revisión del 'Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-IV)' de la Asociación Americana de Psiquiatría, como síntomas de tartamudez también se incluye el uso de interjecciones, palabras fragmentadas por pausas, circunloquios para sustituir palabras problemáticas y vocablos producidos por un exceso de tensión física.
      La disfemia es más frecuente en niños que en niñas y suele persistir en la adultez, sobre todo, en los hombres
      La tartamudez afecta a cerca de 40 millones de personas en el mundo, 800.000 de ellas en España. Cerca del 5% de los niños entre los 2 y los 5 años sufren algún grado de tartamudeo durante su infancia con una duración que puede ir de varias semanas a algunos años. Entre el 1% y el 2% de los casos, la disfemia persiste, incluso puede empeorar; es el tipo más habitual y se le denomina tartamudeo del desarrollo. Es más común en niños que en niñas y suele continuar en la adultez, sobre todo, en los hombres (75%). Las estadísticas apuntan que afecta más a varones de países desarrollados con más nivel académico, aunque se sospecha que es debido a que en el resto de países es considerado como un trastorno tan leve que ni siquiera se diagnostica.

      La causa de la tartamudez

      Son muchos los trabajos realizados al respecto, pero todavía no se sabe con precisión qué provoca este trastorno de la comunicación. Según la Fundación Española de la Tartamudez, los últimos estudios sugieren que se produce como consecuencia de una interrelación entre factores biológicos-psicológicos y sociales. Así, los especialistas señalan tres tipos distintos de disfemia según su origen:
      • Tartamudez de desarrollo. Es el tipo más frecuente. Entre los 2 y los 5 años no es habitual que se tenga una fluidez total en el habla, una situación que dura hasta que se aprenden a organizar las palabras y las frases. Por ello, al principio es normal que el pequeño atraviese por periodos en los que su comunicación es muy fluida y por otros en los que parece que no le sea demasiado sencillo. Y esto se nota más en algunas situaciones que lo tensan o le enfadan. Si esta disfemia persiste, a la larga hablar le supondrá un esfuerzo y mostrará tensión muscular en la cara y en el resto del cuerpo. Con el tiempo, si perduran las dificultades, el niño se hace consciente de su trastorno y adopta medidas de evitación: cambiar las frases o las palabras por otras que le sean más fáciles de pronunciar e, incluso, optar porno hablar, lo que le acarreará inconvenientes en su esfera social.
      • Neurogénica o tartamudez adquirida. Surge tras una lesión cerebral, como un ictus o traumatismo craneoencefálico. Se caracteriza porque la disfemia se presenta en cualquier parte del vocablo y hasta al cantar o susurrar. El afectado no muestra ni ansiedad ni miedo.
      • Tartamudeo psicogénico. No resulta tan frecuente y está provocado por un trauma emocional severo. Los afectados tampoco muestran ansiedad.

      Tartamudez: cuándo acudir al especialista

      A veces, a los padres les es difícil distinguir entre los tropiezos corrientes en el habla infantil y el tartamudeo. Esto se debe a que la tartamudez comparte aspectos con otras dificultades habituales de todos los niños y varía en grado y frecuencia según las circunstancias o el estado de ánimo del pequeño.
      Sin embargo, los expertos insisten en que si los padres creen que su hijo tiene alguna dificultad, deben consultar a un especialista para salir de dudas con el fin de que, si es necesario, se tomen las medidas adecuadas de manera precoz. Alicia Fenández Zúñiga, psicóloga clínica del Instituto del Lenguaje y Desarrollo (ILD) de Madrid, en la 'Guía de Orientación a Padres', de la Fundación Española de la Tartamudez, aconsejaacudir lo más pronto posible a un terapeuta especializado en trastornos de lenguaje, antes de que las dificultades del habla se afiancen. La terapia, según Fernández, es una u otra según la edad del afectado, los años de evolución y la gravedad del trastorno.
      En el caso de los más pequeños se trabaja con los padres y con el menor en actividades lingüísticas de forma lúdica. A los mayores se les enseñan técnicas de control del habla. Además, los progenitores son un pilar muy importante en el tratamiento: deben aprender a cómo actuar y hablar con el niño, a manejar el trastorno, a aceptar el habla de su hijo y a favorecer su autoestima. Si el pequeño ha desarrollado ideas y sentimientos negativos, evita la comunicación y muestra dificultades de relación social o baja autoestima, estos se deben abordar también en la terapia.

      Cómo tratar a los niños: consejos para padres

      Evitar que la disfemia genere estrés y ansiedad al niño parece que es uno de los objetivos principales de los progenitores. Por eso, Laia Margarit, psicoterapeuta infantil de Barcelona, aporta unos consejos para hacer la vida más fácil al pequeño con disfemia:
      1. Intentar crear ambientes fluidos y relajados, para minimizar la situación frustrante y que el niño no sienta vergüenza. Es importante que el menor vea que sus padres aceptan el problema, para que no le genere más tensión.
      2. Una buena estrategia es que los progenitores disminuyan la velocidad de su habla. A pesar de que esto es difícil, es muy efectivo, pues si hablan despacio al niño, este no tendrá tanta necesidad de hacerlo rápido y podrá rebajar su nivel deansiedad y establecer una comunicación más fluida.
      3. Tener tiempo para hablar con él cada día, resolverle las dudas que tenga sobre su trastorno y ser lo más sincero posible. Es fundamental que el pequeño pueda explicar cómo se siente en relación con la disfemia y pueda expresar sus frustraciones y miedos.
      4. Dar más importancia a lo qué dice el niño (contenido) que al cómo lo dice.
      5. Es bueno que un profesional trabaje la aceptación, por parte del afectado, de su manera de hablar, lo ayude a desarrollar su autoestima y autoimagen, le aporte estrategias para hacer frente a la ansiedad y lo dote de herramientas que le permitan mejorar su comunicación.