octubre 24, 2011

Relación entre depresión y cafeína

El consumo habitual de cafeína podría tener un efecto protector frente al trastorno depresivo
La depresión afecta a 121 millones de personas y causa 850.000 muertes anuales, muchas de ellas por suicidio. Actualmente, está considerada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como la cuarta causa de discapacidad en el mundo y se prevé que sea la segunda dentro de 10 años. El mayor número de afectados se da en los países más desarrollados y parece que las mujeres son mucho más vulnerables que los hombres. Recientes resultados de un estudio sugieren que la cafeína tiene un efecto protector frente a la enfermedad mental y los especialistas esperan evaluar su uso terapéutico como agente preventivo.
  • Autor: Por TERESA ROMANILLOS
  • Fecha de publicación: 24 de octubre de 2011

- Imagen: Agata Urbaniak -
"Tomar un café cada mañana para empezar el día con energía y, además, prevenir la depresión". Esta afirmación podría ser una clave en prevención, a tenor de los resultados de un nuevo estudio realizado por expertos de las universidades de Harvard y Columbia (EE.UU.), que sitúa a la cafeína como candidata a ser un antidepresivo natural. Los resultados de la investigación muestran que las mujeres que beben 4 o más tazas de esta bebida al día tienen un 20% menos de probabilidad de sufrir un trastorno depresivo, en comparación con quienes apenas toman esta bebida.
La cafeína es el estimulante del sistema nervioso más utilizado en todo el mundo. No obstante, el número de estudios que analizan su consumo de forma regular y sus consecuencias a largo plazo en relación a esta enfermedad mental son escasos. Por este motivo, de acuerdo a un estudio anterior en el que se demostró que los hombres que bebían café en grandes cantidades tenían menos tendencias suicidas, los investigadores quisieron comprobar si tenía influencia a largo plazo en el riesgo de depresión.
El trabajo se ha publicado recientemente en la revista "Archives of Internal Medicine" y ha requerido la colaboración de 50.739 mujeres de 63 años de edad media. Al inicio del estudio, ninguna de ellas tenía síntomas depresivos, pero a lo largo de los 10 años de seguimiento que duró el trabajo, se identificaron 2.607 casos de depresión. Los resultados, obtenidos a partir de un cuestionario validado, mostraron que quienes tomaban café con cafeína 2 o 3 veces al día tenían un 15% menos de posibilidades de sufrir la enfermedad, comparado con quienes tomaban una taza o menos por semana.
Las mujeres que tomaban más de 4 cafés al día, tenían un 20% menos de riesgo de depresión
A mayor consumo, todavía menos trastorno, ya que quienes tomaban más de 4 tazas al día tenían un 20% menos de riesgo. El descafeinado no se asoció con esta mejoría. Los investigadores reconocen que todavía no están claras las razones de tal efecto protector, por lo que se necesitan nuevos estudios para poder conocer el mecanismo de actuación fisiológico de la cafeína en la depresión y evaluar su uso terapéutico como agente preventivo.

Mujeres y ricos, los más deprimidos

Una encuesta patrocinada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y realizada a 89.000 personas de 18 países muestra una relación entre el nivel económico de un país y el número de habitantes deprimidos. En contra de lo que cabría esperar, la tasa es mayor en los países más ricos. Las personas que viven en Bélgica, Francia, Alemania, Italia, España, Holanda, Israel, EE.UU., Japón y Nueva Zelanda tienen un 15% de posibilidades de padecer una depresión, frente a un 11% en Brasil, Colombia, India, China, Líbano, México, Sudáfrica y Ucrania. El trabajo se ha publicado en la revista "BMC Medicine" y lo han coordinado 20 centros.
Las cifras referentes a los episodios depresivos severos registrados en el último año revelan que la incidencia más alta se registró en India (36%), seguido de Francia (30%), Holanda y EE.UU. Por el contrario, el menor número de casos se alcanzó en China, con un 12% de incidencia. En cuanto a España, se registró una de las tasas más elevadas referidas al grado de discapacidad causada por la depresión. Según el estudio, los españoles que tienen síntomas depresivos tienen hasta siete veces más riesgo de sufrir limitaciones en su vida diaria que las personas que no sufren la enfermedad.
Otro factor diferencial destacado es la edad en la que se registran los primeros síntomas. En los países con menos ingresos, se desarrollan una media de dos años antes, pero evolucionan de tal manera, que la incidencia de enfermedad disminuye con los años. Por el contrario, en los países más ricos se desarrollan más tarde, pero aumentan conforme pasan los años. En las zonas con mayores rentas, la edad media ronda los 26 años, aunque hay disparidades entre los distintos países. En España, el trastorno se detecta más tarde, alrededor de los 30 años, mientras que en EE.UU. los afectados son más jóvenes (22 años).
Entre los países con menor renta, China cuenta con pacientes más jóvenes (18 años) comparado con India, que congrega a los más mayores (32 años). El género también es un condicionante sorprendente: los resultados revelan que hay hasta el doble de mujeres con problemas de depresión y la causa más común es la pérdida de la pareja, ya sea por muerte, divorcio o separación.
Evelyn Bromet, una de las autoras del estudio, explica que "este es el primero que utiliza un método estándar para comparar la depresión y los episodios depresivos en varios países y culturas", un aspecto fundamental porque es el primer paso para "comprender los patrones y las causas de la enfermedad, pues puede ayudar en las iniciativas globales para reducir el impacto en las vidas de las personas y para reducir la carga social que conlleva", acentúa la experta.

Cómo afectan las emociones al corazón

Tener un carácter optimista disminuye el riesgo de sufrir enfermedad cardiaca, mientras que el pesimismo provoca una salud física más frágil
La salud es el resultado del equilibrio entre cuerpo y mente. Por este motivo, cada vez se da mayor énfasis a los aspectos psicológicos, tanto en la salud como, sobre todo, en la enfermedad. Por primera vez se ha evidenciado que las personas que se sienten felices y contentas son menos vulnerables al desarrollo de enfermedad cardiaca coronaria, comparadas con quienes tienden al pesimismo, la tristeza o a sentirse desgraciadas. Además, tener una actitud positiva ante la vida la alarga y, en caso de enfermedad, ayuda a reforzar el sistema inmunitario. Incluso es un factor importante en el proceso de recuperación de determinadas patologías, como el cáncer.
  • Autor: Por MONTSE ARBOIX
  • Fecha de publicación: 26 de marzo de 2010

- Imagen: tim & annette -
Es evidente que las emociones influyen en la salud. Por un lado, las positivas ayudan a resistir dificultades y facilitan la recuperación tras una enfermedad. Por otro, las negativas, como la hostilidad, la ira, el estrés, la depresión o la tristeza hacen a las personas más vulnerables frente al desarrollo de determinadas dolencias. Ahora, por primera vez, se ha demostrado la relación inversamente proporcional entre enfermedad cardiaca coronaria y emociones positivas.
Para llegar a este argumento, el equipo de Karina Davidson, del Centro de Salud Cardiovascular Conductual de la Universidad de Columbia, en Nueva York (EE.UU.), evaluó el riesgo de enfermedad cardiaca en 862 hombres y 877 mujeres, que siguieron durante 10 años, y analizaron los síntomas de depresión, ira, preocupación y grado de expresión positiva. Las conclusiones, publicadas en la revista "European Heart Journal", son claras: sentirse feliz y ser entusiasta es un punto a favor contra el riesgo de desarrollar enfermedad cardiaca. Sin embargo, los expertos insisten en que para realizar recomendaciones faltan todavía más ensayos clínicos que lo corroboren.

Ser optimista, la clave para una vida larga

El pesimismo como actitud de vida provoca una salud física más frágil, más depresión y un rango de mortalidad mayor
Tener una actitud optimista no sólo permite disfrutar mejor de la vida, sino que también la alarga en el tiempo. Ésta es una de las conclusiones que ya se extrajo en la Reunión Anual de la Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés, en el curso "Emociones y Bienestar". La felicidad mejora la calidad de vida de las personas, protege su sistema inmune (que identifica y elimina las células patógenas y tumorales del organismo) contra enfermedades y ayuda a recuperarse de determinadas patologías. Además, ante manifestaciones de impaciencia, irritabilidad u hostilidad se eleva la tensión arterial, uno de los factores de riesgo cardiovascular. Incluso, para algunos autores, la relevancia de los aspectos psicológicos constituye un riesgo tan significativo como el hábito tabáquico, la hipercolesterolemia o la misma hipertensión.
La evidencia científica disponible sostiene estos argumentos sobre las emociones. En el ámbito oncológico, hay investigaciones que demuestran la relación entre las expectativas positivas de los pacientes con cáncer y los resultados clínicos que se obtienen. En situaciones de riesgo de cáncer hereditario, como el de colón, tanto el paciente como la familia manifiestan altas dosis de estrés. Por este motivo, en unidades de consejo genético, la tarea de los psicooncólogos es promover la actitud positiva ante la patología.

Pacientes con cáncer

Una investigación del Hospital Universitario 12 de Octubre, realizada por el servicio de Oncología Médica y la Unidad de Psicooncología, muestra la relación entre la adaptación psicosocial del paciente con cáncer y su familia. Para su desarrollo, se utilizaron un cuestionario sociodemográfico y clínico, la escala de Ansiedad y Depresión Hospitalaria (HDA), el Cuestionario de Calidad de Vida (CCV) -que mide la satisfacción general- y el APGAR familiar que analiza el funcionamiento del grupo familiar.
Los resultados reflejan que la ansiedad de la familia es superior a la del paciente. Las dos partes se adaptan de forma distinta a la situación patológica, de ahí que los psicólogos deban atender sus necesidades de manera conjunta y también de forma independiente, y fomentar una buena comunicación afectiva o emocional entre las dos partes implicadas. No es fácil porque, a menudo, los temas asociados con las emociones o con la muerte dificultan la comunicación entre los miembros de una familia, por muy unidos que estén, pero si el paciente percibe tan bien como sea posible su situación, la familia también lo hace y mejora la vivencia de la enfermedad y la calidad de vida.
En la misma línea están los resultados de un estudio publicado en "Journal of Clinical Oncology" en 2003, que señalaba que una actitud optimista predice la supervivencia en un año, tras el diagnóstico en pacientes con cáncer de cuello y cabeza. Según los investigadores, los pacientes más optimistas tenían más posibilidades de vivir después del primer año del diagnóstico. Para los especialistas, las conclusiones son evidentes: el pesimismo como actitud de vida provoca una salud física más frágil, más depresión y un rango de mortalidad mayor.

CONTROLAR LA IRA


- Imagen: djean911 -
A pesar de que algunos estudios ya apuntaban que momentos álgidos de estrés podían provocar muerte súbita en personas en riesgo, un estudio reciente publicado en la revista "Journal of the American College of Cardiology" asegura que enfadarse provoca tales cambios en la actividad eléctrica del corazón, que se podrían predecir futuras arritmias ventriculares letales y, en consecuencia, paradas cardíacas repentinas, sobre todo en pacientes con alteraciones cardíacas previas, como son quienes portan un desfibrilador automático implantado.
Especialistas de la Facultad de Medicina de la Universidad de Yale (EE.UU.) sometieron a 62 pacientes con desfibrilador automático y antecedentes de enfermedad coronaria o cardiomiopatía dilatada a un test de estrés, donde se preguntaba por alguna situación reciente en la que hubieran manifestado mucho enfado o irritabilidad. Se analizaron los registros de electrocardiograma y se siguió durante 37 meses a los pacientes para establecer cuál de ellos tenía arritmias que era necesario interrumpir con desfibrilación.
El estudio concluyó que las emociones fuertes incrementan la excitación del sistema nervioso simpático (relacionado con situaciones de emergencia y con la respuesta de lucha o huida; inhibe el tracto digestivo, dilata las pupilas, y acelera la frecuencia cardiaca y respiratoria) y que los pacientes a quienes se inducía el enfado tenían más probabilidades de experimentar arritmias. Los especialistas sugieren que los ensayos de electrografía, junto con nuevos test de estrés mental, podrían ayudar a seleccionar mejor a los pacientes con arritmias que se pueden beneficiar de la implantación de un desfibrilador y de la ayuda de un profesional que ofrezca herramientas para un mejor manejo del mal humor

Los beneficios de llorar

Llorar permite reducir la intensidad de las emociones fuertes y trabajar con ellas para solucionar problemas
Nadie quiere llorar, pero derramar lágrimas no es perjudicial; más bien al contrario, es beneficioso para la salud mental y física. Gracias a ellas, se liberan las hormonas del bienestar que ayudan a disminuir los niveles altos de angustia y que actúan como un calmante natural de las emociones intensas. Después del llanto, se entra en un estado de cierta relajación... igual que después de la tormenta, siempre llega la calma.
¿Por qué lloramos? La respuesta es simple: por motivos biológicos. Con el lloro se limpia el lagrimal, se consigue una adecuada hidratación del ojo y se liberan hormonas del bienestar. El estrés conduce a una sobrecarga de estas últimas y, al llorar, se elimina una parte de adrenalina, noradrenalina y oxitocina, además de opiáceos endógenos, un grupo de péptidos que provocan los mismos efectos que los analgésicos opiáceos.
"Estas hormonas permiten fijar la atención en los sentimientos, en aquello que se hace, en el organismo y en la persona misma", explica Raquel Molero, psicóloga de adultos de ISEP Clínic Barcelona. Estas sustancias operan en multitud de procesos, como la oxitocina, "que libera la madre cuando está cerca del hijo y le aporta sensación de calma. Del mismo modo, después de haber llorado mucho, queda una sensación de bienestar por la liberación de estas sustancias", agrega. Así pues, llorar es beneficioso.

De la emoción intensa a la calma tras llorar

El detonante del llanto son alteraciones del ánimo de intensidad elevada, sobre todo negativas, como pensamientos dañinos, malas noticias, tristeza o rabia, aunque también las emociones positivas, como una alegría muy intensa, informan Molero y Marc Planella, psiquiatra adjunto de la Unidad de Agudos del Parc Sanitari Sant Joan de Déu, de Sant Boi (Barcelona). Otra causa del lloro es la empatía. "Se puede empatizar con las lágrimas de otras personas. El llanto puede surgir ante una película o una obra de teatro en la que se conecta con los sentimientos que se presentan y entenderlos. Permite contactar mejor con los sentimientos de otros", cuenta Molero.
El principal beneficio de llorar es su efecto como calmante natural
Además, según informa esta psicóloga, "los adultos lloran cuando se sienten impotentes ante un suceso concreto, para aliviar la tensión, eliminar la tristeza y comunicar cómo se sienten". Ante todos esos disparadores, los expertos no dudan: el principal beneficio de llorar es su efecto como calmante natural. Permite reducir la intensidad de las emociones fuertes y trabajar con ellas para solucionar problemas, coinciden Molero y Planella. A medida que las lágrimas resbalan por las mejillas, "disminuye el nivel de angustia", dice Planella. "Poco a poco la persona se relaja, se calma, se reduce la carga emocional y aumenta la lucidez para trabajar desde una parte más racional. El afectado consigue que esas emociones intensas se hagan más pequeñas y manejables", explica Molero.

Consecuencias de reprimir el llanto

Por el contrario, reprimir el llanto no favorece la salud. Sin embargo, socialmente tiene una connotación de debilidad y muchas personas, en su mayoría hombres, tienden a cohibirse. Según detalla Molero, se reprime porque, a través de la educación, se insta a los niños y a los hombres a no llorar. Están más vetados que las mujeres para dar rienda suelta a sus emociones; pueden expresarlas, pero no demasiado, ante el riesgo de parecer demasiado sensibles, débiles e inseguros.
Por este motivo, es crucial que desde la infancia se eduque a los niños para que expresen sus sentimientos y comuniquen sus emociones, ya que "llorar es una buena forma de expresarlas", destaca Molero. Según precisa, "es una válvula de escape y, como ocurre con una olla a presión, si una persona las reprime al límite y no se permite derramar lágrimas cuando lo necesita, cuanta más presión tenga, esa emoción se manifestará de forma más incontrolable".
Otras consecuencias de aguantar el llanto es que se contiene más rabia y agresividad y muchos trastornos de ansiedad se somatizan cuando se bloquean todas las emociones, entre otras, con manifestaciones en la piel.

LLANTO SANO, LLANTO PATOLÓGICO

La tristeza es un sentimiento natural. Ante un acontecimiento vital como la muerte de un ser querido, lo normal es pasar un tiempo de duelo, de profunda tristeza. Pero muchas personas, lejos de reaccionar en el primer momento, se quedan bloqueadas. "Hay que enfrentarse a las emociones. Pasarlo mal. Hay que aceptar que hay emociones buenas y negativas y no se deben eliminar estas últimas. Ambas forman parte de la vida y, en ocasiones, hay que sentirlas. Evitarlas o bloquearlas solo hará que continúen ahí. Hay que enfrentarse a ellas, aunque duela", sentencia Raquel Molero.
Además, "las personas que lloran no suelen tener un trastorno psiquiátrico. Llorar no es ninguna enfermedad, sino una reacción normal", expone Marc Planella. No obstante, aclara que "llorar tampoco es preventivo" de depresión o de trastornos de ansiedad. No evita tener una patología mental -que depende de determinados factores de la personalidad de cada uno-, pero puede paliar los síntomas de esas enfermedades en un momento concreto.
El lloro sano, según destaca este psiquiatra, es proporcional al motivo que lo desencadena. Es normal cuando se asocia a un hecho luctuoso, como un fallecimiento, pero no lo es si se asocia a síntomas como no dormir, sufrir angustia, dejar de comer, perder peso, sentirse sin ánimo de hacer nada, estar muy tristes, no moverse de la cama, tener ganas de morirse o ideas suicidas. En estos casos, es desproporcionado y podría ser una señal de trastorno mental en la que el lloro es uno de los síntomas, como un trastorno depresivo o bipolar, según Planella. No obstante, advierte de que la sociedad coetánea ha cambiado y, en ocasiones, "se medicaliza" el tratamiento de sentimientos, como la tristeza, que son naturales y que el ser humano debe sobrellevar.

octubre 09, 2011

Enseñar buenos modales a los hijos

Los niños deben aprender cuáles son los comportamientos adecuados en diferentes ámbitos y situaciones
Para cualquier padre es una gran satisfacción escuchar que su hijo está bien educado. Es el reconocimiento a una ardua tarea que los progenitores deben iniciar desde muy temprana edad. Inculcar a un niño buenos modales y normas de comportamiento le ayudará en el futuro en su proceso de socialización y le permitirá adquirir valores y actitudes imprescindibles para relacionarse con los demás. La paciencia y el buen ejemplo son las principales herramientas para conseguirlo.
Conseguir que un niño pida siempre las cosas "por favor" o que dé las "gracias" cuando recibe algo no es fruto del azar. Detrás de este logro persiste un importante trabajo educador por parte de las familias. Pero los buenos modales no se fundamentan sólo en estos dos términos. Engloban un conjunto de modelos de comportamiento que, aplicados de forma usual en la vida diaria, reportarán a los hijos una base óptima para relacionarse con los demás miembros de la sociedad e integrarse de modo efectivo en ella.
Los buenos modales pueden parecer algo tan sencillo como un conjunto de reglas sobre la conducta, pero estas pautas están muy ligadas a la educación en valores. Actitudes como el agradecimiento, el reconocimiento, el respeto, la consideración, la amabilidad o la cortesía se reflejan en una buena educación. Como afirma el sociólogo Salvador Cardús en su obra 'El desconcierto de la educación', "no se trata de enseñar normas estrictas, los modelos de comportamiento se aprenden como estilos de vida". La principal herramienta con la que cuentan los padres es el ejemplo.

Ejemplo y reconocimiento

Los modales deben estar presentes en todo momento, tanto en el hogar como fuera de él
Los modales deben estar presentes en todo momento, tanto en el hogar como fuera de él. De nada sirve mostrar a los hijos un comportamiento idóneo en ambientes externos si en casa, con los demás miembros de la familia, no se repiten. Deben entenderse como un proceso paulatino y cotidiano que los niños observen en las personas más cercanas desde muy pequeños y que apliquen ellos mismos a medida que adquieren la madurez necesaria. No consiste sólo en decirles qué no deben hacer, sino también lo contrario: qué deben hacer.
Además de "predicar con el ejemplo", los padres deben mostrar a los hijos los beneficios que se obtienen cuando se hace uso de las normas esenciales de respeto y cortesía. José Fernando Calderero, Decano de la Facultad de Educación de la Universidad Internacional de la Rioja y autor de 'Los buenos modales de tus hijos pequeños', apunta en este manual que nada ayuda más a un niño "que el reconocimiento, por parte de padres y educadores, de lo que le está saliendo bien".
Si el pequeño tan sólo recibe reprimendas o amonestaciones por no comportarse de forma adecuada y no se le felicita por sus buenas actitudes, no aprenderá a valorar la eficacia social de éstas. Tal como reconoce Calderero, "nada se consigue sin esfuerzo y dedicación".

Principales pautas

La repetición es la clave para que los niños pidan "por favor" y den las "gracias"
"Por favor" y "gracias": la repetición es la clave para que los niños incorporen estas dos palabras a su vocabulario de forma habitual. Desde muy pequeños, hay que utilizarlas al dirigirse a ellos e insistir en que las usen para que las entiendan como una fórmula mágica para obtener sus necesidades y para agradecerlo.
Saludar: un "hola" basta en las edades más tempranas, más adelante se les puede enseñar a incluir detrás de esta fórmula el nombre de la persona que se saluda. Decir "buenos días", "buenas tardes", etc. cuando se llega a un lugar, son costumbres que se deben inculcar de manera progresiva.
Interrupciones: llamar a la puerta antes de entrar, esperar el turno para hablar y no interrumpir las conversaciones de los demás son pautas fundamentales de buenos modales. Ya sea en casa o en actos públicos, los niños deben entender que cualquier momento no es bueno para hablar y que, si es imprescindible, deben pedir permiso para hacerlo.
Cuando estén capacitados, hay que enseñarles a asearse antes de salir de casa
Orden e higiene: el aspecto externo de un niño refleja su modo de actuar. Cuando estén capacitados, hay que enseñarles a asearse antes de salir de casa y mantener la pulcritud en la medida de lo posible, no hay que olvidar que son niños. Es fundamental inculcarles la importancia del orden, tanto con sus cosas como con las pertenencias de los demás y, en este último caso, que aprendan a respetar los objetos ajenos y a no coger nunca nada que no sea de ellos sin permiso.

En la mesa

La comida es uno de los momentos del día en el que los padres deben utilizar sus mejores armas para proporcionar un buen modelo de comportamiento a los hijos. Es imprescindible que, al menos, en una de las comidas del día estén acompañados de los progenitores.
Hay que facilitarles esta tarea. No se puede pedir a un niño que se siente de forma correcta en la mesa si no cuenta con un asiento adaptado a su altura, o insistirle en que coja bien los cubiertos si estos son demasiado grandes para él. Del mismo modo, es necesario evitar durante la comida distracciones (libros, televisión) que le impidan concentrarse.
Para que los buenos modales se reflejen en la mesa, es fundamental enseñar a los niños distintas pautas:
  • Lavarse las manos antes de comer.
  • Ayudar a poner y quitar la mesa.
  • No empezar hasta que todos los platos se hayan servido y no levantarse de la mesa durante la comida.
  • Colocarse la servilleta en el regazo y utilizarla siempre antes y después de beber.
  • Colocar ambos brazos a los lados sin apoyar los codos.
  • No chupar los cubiertos ni jugar con ellos.
  • Mantener la boca cerrada mientras come.
  • Cortar la comida en pequeños trozos.
  • No hacer ruido al sorber los líquidos ni jugar con el pan.

Yo solito: hábitos de autonomía infantil

Los adultos deben respetar el ritmo de madurez de cada niño y asegurarles las condiciones adecuadas para que actúen de forma autónoma
¿Tu hijo come solo? ¿Se viste sin ayuda? ¿Ya le habéis quitado el pañal? En ocasiones, la adquisición de los hábitos de autonomía esenciales de los más pequeños se asemeja a una carrera competitiva entre los padres para comprobar qué niño es el más rápido. Sin embargo, los especialistas desaconsejan esta práctica. Para que el niño aprenda y desarrolle sus habilidades motoras de forma autónoma no hay que forzar y acelerar el ritmo, sino atender a su grado de madurez y proporcionarle los recursos idóneos para que regule por sí mismo sus actuaciones.
Adquirir el control del propio cuerpo es un proceso progresivo y complejo, que evoluciona desde los primeros actos reflejos e involuntarios del bebé, hasta la capacidad total para realizar las actividades de forma autónoma. Esta evolución, en la que el niño pasa de la dependencia de los adultos a la autonomía, no se desarrolla del mismo modo ni al mismo tiempo en todos los infantes, sino que depende en gran medida del ritmo de madurez particular de cada uno.
Sin embargo, algunos padres tienden a forzar y a apresurar este ritmo, una práctica que puede influir en toda la estructura de su personalidad futura. Así lo confirman los estudios e investigaciones llevados a cabo durante las últimas décadas por el Instituto Pikler, institución húngara de reputado prestigio, precursora de un enfoque pedagógico sobre la independencia y autonomía de los niños y con amplio reconocimiento en todo el mundo.

Respetar los ritmos

"No se deben obstaculizar los movimientos libres del niño"
La pediatra Emmi Pikler, fundadora de esta institución, insistía en que no se deben "obstaculizar los movimientos libres del niño, ni esforzarse por apresurar o cambiar el curso normal de su desarrollo mediante intervenciones directas". Actos tan sencillos como poner a un bebé sentado o de pie, o llevarle de la mano al caminar, "pueden afectar a la confianza del niño en sus propias capacidades, en su eficacia y tener una repercusión importante sobre su comportamiento ulterior".
Esta actitud puede influir de forma destacada en niños con un ritmo de madurez más pausado que el promedio. "Se les hace ejercitar funciones en momentos en los que a ellos les falta ampliamente la maduración necesaria para éstas", afirma Pikler. Exigirles rendimientos que no concuerdan con lo que en realidad serían capaces de realizar por sí mismos puede "volver dependientes, inhábiles o torpes a niños sanos cuyo desarrollo es tan sólo un poco más lento", concluye la especialista.

Cómo facilitar la autonomía

Acercarle un objeto para que lo alcance antes, pincharle una y otra vez la comida en el tenedor o no dejar que pruebe a abrocharse un botón son algunas actitudes que, con el pretexto de ayuda, pueden trabar la autonomía del niño y afectar a su sentimiento de competencia, puesto que le privan de la posibilidad de ensayar y finalizar por sí mismo una acción iniciada.
La función de los adultos es asegurarles las condiciones idóneas para que se ejerciten de manera autónoma
Según la teoría de Pikler, en vez de actuar de forma directa, la función de los adultos en el paso de los niños a la autonomía es asegurarles las condiciones idóneas para que se ejerciten de manera autónoma. Colocar los objetos en lugares de fácil acceso para ellos, proporcionarles un tenedor sin púas punzantes para evitar accidentes o cambiar un botón por un cierre más sencillo, como un broche o velcro, son pautas adecuadas para aplicar este método.
Otro elemento clave para facilitar la adquisición de hábitos autónomos en los niños es la cotidianidad. Así lo apunta María Jesús Comellas, doctora en Psicología de la Universidad Autónoma de Barcelona en su obra 'Los hábitos de autonomía: proceso de adquisición'. "Si las conductas se llevan a cabo de forma esporádica, no desarrollarán las actitudes imprescindibles para su interiorización", señala esta especialista.
En el camino hacia la autonomía no debe haber presión ni exigencias del entorno
Comellas resalta también que en el camino hacia la autonomía, no debe haber presión ni exigencias del entorno, "la consolidación del aprendizaje de los hábitos no debe estar fomentado en ningún caso por estímulos externos (premios o castigos)". Lo correcto, según la autora, es "dar recursos de autocontrol para que sea el niño quien regule sus actuaciones de forma autónoma".

Consejos para padres

Una vez verificado que el niño cuenta con la madurez necesaria y la habilidad motora suficiente para comenzar a funcionar con autonomía en determinadas actividades cotidianas, los padres pueden iniciar el proceso de aprendizaje para crear un hábito y una rutina constante en sus actuaciones. Para llevarlo a cabo con éxito, los especialistas recomiendan algunas pautas:
  • Siempre y en todo lugar: si se quiere que el niño se vista o coma solo, hay que dejarle hacerlo todos los días y en todas las ocasiones, no vale "con papá sí y con mamá no" o "cuando tengo prisa te visto" o "te doy de comer yo".
  • Explicarle cómo se hace: es necesario detallar al niño los pasos que debe dar para realizar una acción. No se le puede decir "lávate el pelo" sin contarle antes que debe poner un poco de champú en el cabello, frotar y luego enjuagar. Se les puede enseñar determinados hábitos con un ejemplo.
  • Elogiarle y supervisar: los padres pueden supervisar el resultado de la acción del niño y corregirle si se equivoca, pero deben procurar que sea él mismo quien enmiende el error, si lo hay. Cuando la acción esté bien, hay que elogiarle por su resultado.
 Los test de orientación vocacional son una herramienta útil para ayudar a los estudiantes a reflexionar sobre sus tendencias, gustos y preferencias hacia las distintas áreas de conocimiento y a valorar sus habilidades y aptitudes para desarrollar de modo satisfactorio una determinada profesión.

- Imagen: Angelica C. -
Elegir carrera universitaria es un proceso obligatorio por el que deben pasar todos los estudiantes que desean continuar su formación académica en una institución de educación superior. Esta elección está condicionada por diferentes aspectos, como las posibilidades de admisión según el rendimiento escolar anterior, la duración de los estudios o las salidas laborales futuras que tiene cada titulación.
Sin embargo, una de las principales variables que todo alumno debe tener en cuenta al tomar una decisión de este calibre es su vocación, es decir, el ámbito profesional o laboral que más se acerque a sus preferencias y gustos, pero también más adecuado a sus habilidades y aptitudes.

En busca de la vocación

Es necesario descubrir y reflexionar sobre los intereses propios y las tendencias innatas
¿Cuáles son las aspiraciones? ¿Dónde se quiere trabajar en el futuro? Buscar las respuestas a estos interrogantes no es sencillo. Es necesario descubrir y reflexionar sobre los intereses propios, las tendencias innatas y las posibilidades de adaptarse a un determinado ámbito profesional o laboral según las competencias y destrezas particulares de cada uno.
Para ayudar a los estudiantes a recapacitar sobre estos y otros aspectos, numerosas instituciones educativas cuentan entre sus servicios escolares con la figura del orientador, que, entre otras funciones, proporciona asesoría a los alumnos para ayudarles a elegir el itinerario académico correcto que les lleve con una mayor garantía de éxito a la universidad.
Uno de los instrumentos de los que se valen los orientadores para facilitar la búsqueda del camino adecuado a los estudiantes son los test de orientación vocacional. Esta herramienta permite recabar una gran variedad de información sobre los intereses, gustos, habilidades y aptitudes del alumno e indagar en los aspectos determinantes que facilitan una buena elección.
La mayoría de los test están basados en inventarios reconocidos en el ámbito internacional
La mayoría de los test están basados en inventarios reconocidos en el ámbito internacional, como el registro de preferencias vocacionales de Kuder, que evalúa el interés del estudiante en diez campos de preferencias: aire libre, mecánico, cálculo, científico, persuasivo, artístico, literario, musical, asistencial y administrativo, o la investigación autodirigida de Holland, que ayuda a definir los intereses que mayor relación tienen con las características de quien lo responde.

Test on line

Los test de orientación vocacional, como indica su nombre, son orientadores, no determinantes. Proporcionan una valiosa información para evaluar las diferentes alternativas académicas, pero no tienen que considerarse como categóricos para escoger una opción formativa sobre otra, sino que sus resultados se deben entender como una valoración más en el proceso de elección de una carrera.
Sin olvidar este matiz, los estudiantes pueden realizar algunos de los test de orientación vocacional disponibles en la actualidad en la Red, para guiarse en el camino hacia una decisión de futuro acertada. Éstas son algunas de las propuestas de test on line:
  • Inventario de intereses Hereford: este test basa sus resultados en el grado de interés que reflejan las respuestas del estudiante por las 220 actividades por hacer que se presentan.
  • Test de orientación: el cuestionario contiene una lista de actitudes que se realizan en las diferentes profesiones y en los resultados detalla las tres alternativas que más encajan con el perfil del alumno y su afinidad con el resto de áreas profesionales. Orienta al estudiante sobre la carrera o titulación que mas se adecua a sus intereses.
  • Test de Holland: esta prueba consiste en una serie de preguntas destinadas a clarificar los gustos y habilidades y los ambientes laborales y ocupaciones que responden a sus intereses. Al terminar la prueba, se detalla el código obtenido que corresponde a la personalidad y al tipo de ambiente que mejor se asocia a su forma de ser.
  • Cuestionario de intereses y habilidades: este test permite valorar las áreas por las que el estudiante muestra mayor interés, así como otras para las cuales tiene mayor habilidad o está más capacitado.
  • Orientación vocacional: un extenso test recoge una lista de actividades en las que el estudiante debe marcar su nivel de agrado o desagrado por realizarlas, a partir de su experiencia o preferencias. El resultado muestra la puntuación obtenida en las distintas áreas de interés académicas y las carreras que más se relacionan con el perfil obtenido.
  • Test de intereses universitarios: una prueba diseñada para identificar los intereses del estudiante por las distintas carreras universitarias. Al finalizar, se obtiene la puntuación alcanzada en cada uno de los grupos de interés y las carreras asociadas a ellos.
  • Elige profesión: un test de aptitudes profesionales que sirve para orientar sobre las posibilidades de adaptación de los intereses y cualidades personales del alumno a los distintos ámbitos laborales.

lavarse las manos y evitaras enfermarte

Lavarse las manos: ¡cuidado con el jabón!

Los dispensadores de jabón líquido recargables pueden favorecer la propagación de microorganismos patógenos
Está demostrado que lavarse las manos es la medida más barata, eficaz y sencilla para la prevención de las infecciones que se contraen en el ambiente hospitalario (nosocomial). Cada año, dos millones de personas enferman como resultado de una infección nosocomial, que contribuye a la muerte de cerca de 90.000 pacientes hospitalizados. La higiene de manos es primordial ante un problema de esta magnitud. La misma medida, además, sirve para tener a raya las infecciones que se adquieren en la comunidad, como el resfriado, la gripe e, incluso, la hepatitis A. Pero la Organización Mundial de la Salud (OMS) asegura que los dispensadores de jabón líquido pueden contener bacterias y suponer un riesgo para la salud.
  • Autor: Por MONTSE ARBOIX
  • Fecha de publicación: 30 de septiembre de 2011

- Imagen: Georgios M. W. -
Rellenar los dispensadores de jabón líquido con producto a granel es habitual. No obstante, investigadores de la Universidad de Arizona (Tucson, EE.UU.) han concluido que esta práctica puede ser perjudicial: aumentaría el número de patógenos en las manos y sería clave en su transmisión en lugares públicos. Los científicos analizaron en un colegio los recipientes recargables -donde no se recambia ni la boquilla dispensadora ni el contenedor- y demostraron que un gran número de ellos estaba contaminado. Los restos de jabón que quedan en el fondo no se desechan y las bacterias se acumulan.

Propagación de gérmenes

Aunque los jabones no tienen efecto antimicrobiano, el arrastre ya reduce la carga bacteriana de la capa más superficial de la piel
Por primera vez, además, se ha determinado qué gérmenes contenidos en el gel contaminan las manos de la comunidad estudiantil. Para ello, se midieron los niveles de microorganismos antes y después del lavado y se detectó que el número de bacterias gram-negativas en las manos de los estudiantes y del personal del colegio se multiplicó por 26 después de un lavado con el jabón contaminado. Según los autores, los resultados demuestran que los gérmenes de las manos pueden transferirse directamente a las superficies de la escuela y ayudar a su propagación.
A modo de solución, se cambiaron los dispensadores alterados por bolsas o cartuchos herméticos con una nueva boquilla por donde sale el jabón, de manera que se repone todo el conjunto. Después de un año de uso, ni uno de ellos resultó contaminado. Los resultados, publicados en "Applied and Environmental Microbiology", concuerdan con investigaciones anteriores que ya apuntaban que esta práctica de rellenar dispensadores no era correcta.

Cómo lavarse bien las manos

Para lavarse de manera correcta las manos, primero hay que mojarlas, aplicarse jabón suficiente para cubrirlas y frotar toda la superficie durante unos 20 segundos: la palma y el dorso, sin olvidarse de las muñecas, de la zona entre todos los dedos y, sobre todo, de las uñas (si es preciso, utilizar un cepillo). Hay que enjuagar las manos y secarlas con una toalla limpia y seca. Después, se puede aplicar una loción hidratante. Con este proceso se consigue eliminar los desechos orgánicos e inorgánicos de toda la superficie de la piel. Los expertos aseguran que, a pesar de que los jabones no tienen efecto antimicrobiano, el arrastre ya reduce de manera significativa la carga bacteriana que se halla en la capa más superficial de la piel.

ENSEÑAR A LOS NIÑOS A LAVARSE LAS MANOS

¿Cuándo hay que lavarse las manos? La mayoría de los adultos tiene muy interiorizado este hábito y lo hace casi sin pensar. En los más pequeños, por el contrario, no es así. Por este motivo, desde edades tempranas, los adultos deben enseñarles esta fácil noción de higiene infantil ya que, a menudo, la infección se da simplemente por frotarse los ojos, la nariz o la boca. Una correcta higiene de manos no solo les evitará más de un contagio de enfermedades leves como el resfriado, tan común en periodo escolar, sino de patologías más graves como meningitis, bronquiolitis, gripe, hepatitis A y la mayoría de los tipos de diarrea infecciosa.
También es importante que aprendan a hacerlo de manera adecuada, con agua tibia y jabón, y facilitarles el acceso -con un taburete- al agua y a las toallas. Además, hay que insistir en ello, siempre antes de poner la mesa, comer -aunque sea un bocadillo- o tocar algún alimento o utensilio de cocina. Y, por supuesto, siempre después de ir al baño; estornudar, toser y sonarse; estar con un enfermo; jugar al aire libre; al volver a casa; y después de jugar con la mascota. Una buena opción es llevar toallitas para limpiar las manos cuando, ante estas situaciones, no hay posibilidad de encontrar un baño cerca. Pero sin duda, lo más importante es predicar con el ejemplo.